En el pasado webinar organizado por EFPA España, exploramos cómo la estrategia de generación de rentas puede adaptarse a diferentes perfiles de riesgo, su comportamiento en contextos históricos y las formas prácticas de implementarlo a través de activos de renta fija y variable. ¿Es esta la respuesta para buscar estabilidad y flujo constante en tiempos volátiles? David Ardura, director de Inversiones Finaccess Value, comparte un resumen de la sesión.
La estrategia de generación de rentas busca obtener ingresos periódicos a largo plazo mediante dividendos, cupones y otros instrumentos, con el objetivo de construir un patrimonio a largo plazo de manera sostenida. Es fundamental entender el mundo en el que nos movemos ya que las variables clave para este tipo de estrategias de generación de rentas son los tipos de interés y la gestión dinámica.

Los aristócratas del dividendo son empresas de alta calidad que incrementan sus dividendos de forma constante a lo largo del tiempo. Estas compañías suelen tener barreras de entrada, marcas reconocidas y altos retornos de capital. La clave no es repartir el máximo dividendo, sino mantener un crecimiento sostenido en los pagos, lo que ha demostrado ofrecer retornos en el largo plazo similares o superiores al mercado, con menor volatilidad y riesgo.
El riesgo en renta fija y renta variable
El riesgo es un aspecto fundamental en la inversión en renta variable. Las estrategias basadas en dividendos históricamente tienen un sesgo más defensivo ya que tienden a comportarse mejor en mercados bajistas, como en la caída de 2000-2002 o en 2022, donde la diferencia en rendimiento a favor de estas estrategias fue significativa. Además, la renta fija también es una fuente importante de renta, especialmente para perfiles conservadores, permitiendo ajustar las carteras según el nivel de riesgo deseado. Aunque los resultados a largo plazo en renta fija no son tan espectaculares como en renta variable, instrumentos como el high yield pueden ofrecer rentabilidades notables.

Una estrategia efectiva combina ambas fuentes en una cartera balanceada, buscando maximizar la relación rentabilidad/riesgo. Un ejemplo es una cartera compuesta por un 50% de acciones de dividendos crecientes y un 50% de renta fija. Esta mezcla puede capturar una parte significativa de la subida del mercado, con menor volatilidad.
La gestión de la cartera requiere un análisis macroeconómico para entender el ciclo económico, las expectativas de inflación y las decisiones de los bancos centrales, además de un análisis individualizado de los activos, considerando su riesgo, rentabilidad y liquidez.
Renta fija: estabilizar la cartera y reducir volatilidad
En renta fija, el objetivo es estabilizar la cartera y reducir la volatilidad, priorizando instrumentos con menor riesgo y duración adecuada. Para la gestión de la renta fija es necesario entender el momento económico, el entorno de las políticas monetarias y fiscales, así como el análisis profundo de los distintos emisores, tanto públicos como privados. Se analizan factores como la pendiente de la curva de tipos, las expectativas de tipos de interés y los diferenciales de crédito para detectar oportunidades en bonos corporativos y soberanos. La adición de la renta fija a la renta variable, como fuente de generación de rentas, permite adaptar la cartera a cualquier perfil de riesgo. La gestión también implica definir restricciones, como por ejemplo mantener una volatilidad inferior al 5% y diversificar en al menos 50 posiciones.
Renta variable: optimizar la rentabilidad
En renta variable, el enfoque es optimizar la rentabilidad mediante dividendos sostenibles, crecimiento de beneficios y ganancias de capital. Seleccionando las empresas de calidad comprometidas con el incremento del dividendo en el largo plazo, no sólo se pueden igualar los retornos de largo plazo de los índices, sino que podemos tener una cartera más estable ante los movimientos más extremos del mercado. Dentro de la renta variable, las fuentes de crecimiento son los dividendos y recompras de acciones, así como las ganancias de capital. La diversificación y el análisis profundo de las compañías son esenciales para identificar oportunidades de inversión en mercados maduros y en crecimiento.
Finalmente, la combinación de renta fija y variable debe ajustarse según el ciclo económico, buscando un equilibrio entre certidumbre y potencial de crecimiento. La diversificación y la gestión activa permiten reducir riesgos y mejorar la expectativa de rentabilidad, aunque siempre es importante ser consciente de que las correlaciones entre activos pueden cambiar, especialmente en contextos de políticas monetarias expansivas o eventos económicos imprevistos.

Como conclusión, la estrategia de generación de rentas se ha mostrado históricamente como un método muy interesante para la construcción y el incremento del patrimonio en el largo plazo donde la renta fija dentro de la cartera aporta una mayor certidumbre sobre los retornos, reduce la volatilidad del conjunto de la cartera y funciona como un estabilizador de esta. Por otro lado, la renta variable supone una menor certidumbre sobre los retornos, pero esto se compensa con un mayor potencial de crecimiento a largo plazo.