La inflación sostenida, el ahorro movilizado (o mejor dicho, inmovilizado) en cuentas y depósitos de escasa rentabilidad y unas jubilaciones cada vez más largas, entre otros factores, están aumentando la presión sobre las finanzas personales, con nuevos y complejos retos. En este escenario, el asesor financiero deja de ser una figura complementaria para convertirse en un actor clave del bienestar económico, tanto individual como colectivo. ¿Por qué? Hoy, gestionar el dinero ya no es solo una cuestión técnica: es una cuestión vital.
En primer lugar, porque Europa, y especialmente España, necesitan reforzar esta figura si realmente aspiran a mejorar la salud financiera de los ciudadanos y a cumplir los objetivos de la Savings and Investments Union (SIU), la iniciativa europea que busca movilizar el ahorro hacia inversiones más productivas.
La salud financiera de los europeos: una radiografía que arroja cifras preocupantes
El reciente informe “Financial Health of Europeans” elaborado por EFPA Europa ofrece una visión clara del estado financiero de los ciudadanos del continente, especialmente por las contradicciones —o paradojas— que arrojan sus resultados, extraídos de más de 14.000 encuestas realizadas en 10 países.
Según el estudio, el 86% de los europeos considera la salud financiera un aspecto importante o muy importante en su vida. Sin embargo, el 83% admite que solo puede cubrir, como máximo, la mitad de sus necesidades financieras actuales, y apenas un 15% se siente económicamente libre para disfrutar de la vida con tranquilidad.
Aunque el 78% cree posible alcanzar una buena salud financiera, solo el 48% considera que hacerlo sea sencillo. La brecha entre conciencia y capacidad de acción es evidente: el 74% de los europeos reconoce que necesita mejorar su educación financiera, pero únicamente un 15% sigue un plan financiero a largo plazo.
En España, la salud financiera muestra aún más debilidad: 4,2 puntos sobre 7, una nota por debajo de la media europea. La lectura que extraemos es inequívoca: sin una cultura financiera más sólida y sin acompañamiento profesional, el progreso económico de los hogares seguirá en terreno resbaladizo.
El valor del asesor financiero
El asesor financiero cumple un papel que va mucho más allá de la recomendación de productos. Es quien ayuda al ciudadano a trazar un plan, a entender sus objetivos y a tomar decisiones informadas sobre su ahorro, su inversión o su jubilación, evitando la improvisación y advirtiendo de los riesgos de la desinformación financiera, tan comunes en estos tiempos.
Tal y como han advertido desde EFPA España, el país es un ejemplo paradigmático: la mayor parte del ahorro sigue concentrada en depósitos bancarios de baja rentabilidad, un refugio solo en apariencia seguro y sí estéril en términos de crecimiento. Esta tendencia evidencia la falta de cultura financiera y la escasa diversificación de las inversiones entre la población, factores que limitan el desarrollo de los mercados y la eficiencia del capital disponible.
Un primer paso clave para revertir esta situación fue, hace 25 años, impulsar estándares comunes y certificaciones profesionales —como las de EFPA— que supusieron un salto para la mejora de la confianza y la protección al inversor. Las certificaciones sentaron las bases para profesionalizar el asesoramiento financiero, garantizar la formación continua de los expertos y fomentar decisiones de inversión más informadas, responsables y alineadas con los objetivos a largo plazo de los ahorradores.
Brazo ejecutor de la iniciativa europea SIU
Hoy, el refuerzo de la figura del asesor financiero está directamente ligado a los objetivos de la Savings and Investments Union (SIU), iniciativa impulsada por la Comisión Europea que busca canalizar parte de los 10 billones de euros de ahorro inactivo en la Unión Europea hacia inversiones productivas que impulsen la innovación, la transición ecológica y el crecimiento sostenible. Una palanca de cambio capaz de impulsar la tan deseada competitividad europea.
Para lograrlo, Europa necesita ciudadanos que comprendan el valor de invertir a largo plazo, y eso exige confianza. Esa confianza no se construye desde Bruselas ni desde los mercados, sino desde la relación personal entre el ciudadano y su asesor financiero.
EFPA España: 25 años impulsando la profesionalización del asesor financiero
EFPA España celebra su 25.º aniversario reafirmando su compromiso con la educación financiera, la ética profesional y la excelencia en el asesoramiento. La asociación, que agrupa a más de 36.000 profesionales certificados y ha superado los 110.000 exámenes realizados, con más de 5 millones de horas de formación continua, encara esta conmemoración, desplegada en varios actos, con objetivos claros:
- Reforzar la visibilidad del asesor financiero certificado como interlocutor de confianza para el ciudadano, a través de la campaña “25 años certificando a los asesores financieros que transforman tu ahorro en inversión”.
 - Promover la profesionalización del sector, impulsando la formación continua y la actualización ética y técnica de los profesionales.
 - Acercar la educación financiera a la sociedad, con talleres y jornadas en distintas ciudades españolas —Bilbao, Valencia, Vigo, Las Palmas, Murcia, Palma de Mallorca— que buscan fomentar la cultura del ahorro y la inversión responsable.
 - Integrar la innovación tecnológica en la práctica del asesoramiento, adaptando la profesión a los nuevos entornos digitales y a las herramientas de inteligencia artificial, haciendo compatible, complementaria e intransferible la labor de los profesionales.
 - Contribuir a los objetivos de la SIU, promoviendo un modelo de asesoramiento transparente y orientado al cliente que canalice el ahorro hacia la economía real.
 
“EFPA España no solo celebra un aniversario; inaugura una nueva etapa de madurez para la profesión. La asociación busca colocar al asesor financiero y su labor en el epicentro del debate sobre el futuro económico del país, reconociéndolos como una auténtica fuerza motriz”, destaca Andrea Carreras-Candi, directora de la asociación.
Un reto y una oportunidad para España
España afronta una doble oportunidad: mejorar la salud financiera de sus ciudadanos y aprovechar la SIU para movilizar el ahorro hacia la inversión productiva. Reconocer la profesión, ampliar los espacios en los está presente, y fomentar la educación financiera son pasos indispensables para que el ciudadano perciba el asesoramiento no como un lujo, sino como una necesidad básica de gestión vital.
El asesor financiero del siglo XXI ya no es solo un experto en mercados. Su papel será clave para que los ciudadanos europeos participen activamente en la construcción de un modelo de inversión más inclusivo, resiliente y sostenible. Pero también eficiente para con sus objetivos y sus metas. “Reforzar esta figura, como venimos haciendo desde hace 25 años, no es una cuestión corporativa: es una apuesta por la estabilidad y el bienestar de los ciudadanos”, concluye Carreras-Candi.














        
        

                        
                        
                        
                        












