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Los 10 errores a evitar en nuestras finanzas para tener una economía con una salud de hierro

Los 10 errores a evitar en nuestras finanzas personales

Decálogo de los 10 errores a evitar en nuestras finanzas personales para tener una economía de hierro.

1º Vivir de las tarjetas de crédito

Uno de los perfiles de clientes con peor arreglo son aquellos que viven del crédito de sus tarjetas. Son clientes que viven con una permanente deuda a corto de entre 1.500€ y 2.000€.

Tienen la cuenta a cero el día 1 de cada mes. Disponen del crédito de su tarjeta al máximo, de forma que la regularizan al mes siguiente con el cobro de la nómina, momento en el que se vuelven a quedar con la cuenta a cero y vuelven a tener que tirar de la tarjeta de crédito.

Esta situación la mayoría de veces no es porque los clientes no puedan funcionar de otra manera, ya que con el cobro de una paga extra en verano o navidad podrían ponerse al día y pasar a operar con total normalidad. Esto sucede porque ellos mismos, con el paso de los años se han acostumbrado a operar de esta manera y hasta lo ven como lo más normal del mundo.

Estos clientes son un tipo de personas que viven a pie cambiado. Todos los meses se encuentran con esa pequeña deuda o esos pequeños números rojos. Y en infinidad de ocasiones esto no les pasa con una sola tarjeta, sino que tienen varios “plásticos” en la misma situación.

Esto, a nivel de comisiones e intereses, les supone una elevadísima suma a final de año. Y dado que económicamente se encuentran permanentemente en la cuerda floja, no disponen de recursos para poder hacer frente a posibles eventualidades con las que se puedan encontrar.

2º Financiar un préstamo con otro préstamo

Otro de los grandes errores de muchísimos clientes es el de estar permanentemente endeudados.

Muchas personas viven por medio de la financiación: Sustituyen un préstamo por otro y cancelan una deuda a costa de asumir otra.

Al igual que en el caso anterior los importes de endeudamiento de estos clientes suelen ser relativamente bajos, entre 3.000€ y 9.000€, pero viven permanentemente con ese nivel de endeudamiento.

El tener este nivel de deuda como tal, no es nada malo, siempre y cuando esta deuda se destine a fines productivos. El problema viene cuando este nivel de endeudamiento se destina a: la propia liquidez, a las vacaciones, el ocio o el mantener un elevado tren de vida. Aquí es donde reside el problema.

Cuando un cliente opera de esta forma no suele preocuparse por las comisiones de apertura de los préstamos, ni por las comisiones de cancelación, el tipo de interés que se le aplica en el pago de las letras o los seguros que se vinculan a las operaciones. Lo que se traduce en que: terminan pagando un sobre precio por ese nivel de endeudamiento que a priori es tan bajo que no supone ningún problema.

3º Destinar más de un 40 % de nuestros ingresos mensuales al pago de préstamos

Otro error muy común en muchos clientes es el de encontrarse sobre endeudados.

Destinan más de un 40% de sus ingresos mensuales al pago de deudas. Este porcentaje del 40% no es un dogma, es un porcentaje que se tiene puesto como norma general en el estudio de los préstamos en las entidades financieras, para determinar la capacidad de asunción de más deudas por parte del cliente.

Cada caso es único y cada caso se tiene que ver en detalle. Pero sí que es cierto que, en los casos en los que el nivel de pagos mensuales (destinados a la amortización de préstamos) supera el 40%, sí que suelen darse más casos de problemas para el pago del préstamo que en los casos en los que el nivel de endeudamiento se encuentra por debajo de esta cifra.

4º No tener disciplina de ahorro

El ahorro no tiene que ser visto como una posibilidad, sino que tiene que ser visto por los clientes como una obligación.

Al igual que todos sabemos que un día en concreto tenemos que pagar nuestra factura de la luz o del teléfono, también tenemos que saber que un día en concreto del mes tenemos que destinar un determinado importe de nuestro saldo de nuestra cuenta corriente al ahorro y la inversión. Tenemos que tener esa organización en nuestras finanzas personales, que como si fuéramos hormigas nos permitiera destinar mes a mes un importe (no importa lo pequeño que sea esta cantidad) al ahorro.

5º Comprar de forma compulsiva todos los meses.

Todos tenemos que comprar, gastar y darnos caprichos. A fin de cuentas para eso madrugamos todas las mañanas y vamos a trabajar.

No podemos llevar una vida monacal de austeridad si queremos disfrutarla. Pero hemos de tener mucho cuidado a la hora de planificar nuestro ocio y esparcimiento. Tenemos que destinar a esto el dinero que podamos, nunca más.

No podemos gastar todos los meses el importe completo de nuestra nomina, aunque en ese momento que lo estemos gastando no tengamos ninguna obligación de pago. Tenemos que saber contenernos y saber destinar a nuestras compras y nuestros gastos personales el importe justo, nunca más.

¿Y cuánto es eso? Pues no lo sé, cada uno tiene su propia vara de medir, pero en muchos casos sabemos que gastamos demasiado.

6º Tener préstamos con plazos de vencimiento demasiado largos

Está claro que una hoja de Excel lo aguanta todo. Si somos listos haciendo los números los podremos maquillar para que nos salga el resultado que queremos, pero creo que en la buena administración de nuestras finanzas personales no todo vale.

¿A qué me refiero con esto? Pues a cuadrar los plazos de nuestros prestamos a plazos lo suficientemente largos como para que la letra resultante sea la que nosotros queremos obtener para que nos salgan los números.

Creo que eso es hacer trampas al solitario y no nos hace ningún bien.

Los préstamos han de tener un plazo coherente con el elemento que están financiando.

Lo que no podemos tener es un préstamo para un coche de segunda mano a 15 años, ni un préstamo para irnos de vacaciones que se pague a más de 12 meses. No podemos tener un préstamo para la compra de una bicicleta a pagar en 8 años, no podemos reformar la cocina pagándola a 10 años… Todos los préstamos tendrían que ajustarse a la vida útil del elemento que estamos financiando.

7º No tener un fondo de maniobra “por lo que pueda pasar….”

Las urgencias no pasan hasta que pasan, y tenemos que ser previsores para tener las espaldas cubiertas en aquellos momentos en los que podamos tener un contratiempo económico.

Todos podemos vernos en el paro, o teniendo que afrontar un desembolso económico de cierta envergadura en cualquier momento.

Se dice que para tener una economía sana se ha de disponer de suficientes ahorros como para poder vivir al mismo nivel de vida al que estamos acostumbrados, suponiendo que durante 6 meses no tuviéramos ningún tipo de ingreso.

En el caso de tener este colchón de emergencia estaremos teniendo una adecuada planificación de nuestro futuro financiero.

8º No tener control ni planificación de nuestras finanzas

No tenemos por qué ser ordenadores, pero sí que tenemos que tener la suficiente madurez económica como para llevar un cierto control de nuestro calendario económico.

¿A qué me refiero con esto? En mi caso me pasan el seguro de la vivienda en octubre, pago el IBI en noviembre, el seguro del coche y el de vida en enero. El mes que viene tengo que llevar el coche a revisión y las ruedas ya van para dos años, así que más pronto que tarde las tendré que cambiar y mi nivel medio de gastos (salvo excepcionales) puede ser de unos 600€ al mes.

Tenemos que intentar llevar bien controlados esos gastos anuales que por lo general son elevados y pueden llegar acondicionarnos económicamente el mes en el que tengamos que hacerles frente.

Esta tarea es nuestra ya que creo que somos lo suficientemente mayores como para controlar nuestras finanzas. Digo esto, porque no es obligación de nuestro banco llamarnos cada vez que tengamos un recibo para avisarnos de la necesidad de ingresar para atender al pago del mismo. Esta es una costumbre de algunos clientes que no les hace ningún bien de cara a su planificación financiera.

9º Depender de los pagos fraccionados

Los muchos pocos terminan por hacer un mucho muy muy grande.

Tenemos que evitar a toda costa los pagos fraccionados. El aplazar a 12 meses (con o sin intereses) es algo que tenemos que evitar en la medida de lo posible.

Si operamos con esta forma de pagos con regularidad, cuando nos queramos dar cuenta, tendremos un pago de 15€, otro de 35€, otro de 75€, otro de 115€, otro de 39€ y otro más de 85€ que de uno en uno son poco dinero, pero si los juntas todos nos da un resultado que se nos puede atragantar mes a mes.

También tenemos el descontrol de no saber con exactitud las cuotas que nos quedan por pagar de cada financiación, lo que nos dificulta sobre manera el tener una economía estable.

10º No tener visión de largo plazo

La vida cambia mucho, está en constante evolución, por lo que tenemos que tener una planificación para el corto plazo, para el medio plazo y para el largo plazo.

Así todas las posibles necesidades con las que nos podamos llegar a encontrar estarán cubiertas por medio de nuestra planificación.

Esta situación es más sensible en función de la etapa de la vida en la que nos encontremos. No es la misma planificación financiera la que ha de tener un pensionista, que un matrimonio en la franja de 45 o 55 años con los hijos criados, que la de una pareja recién casada con visos de formar una familia.

Siempre tenemos que tener nuestra mente puesta en el futuro, porque ese futuro siempre termina por llegar y tenemos que estar preparados económicamente para todo aquello que nos podamos encontrar.

Francisco José Viejo González
Agente Financiero en Banco Santander
Asociado de EFPA España

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