En más de una ocasión ha llegado a mi poder un texto en el que faltaban letras o estaban desordenadas y, sin embargo, esto no impedía que se pudiera leer. Se dice que el cerebro humano rellena huecos cuando le falta información en gran medida gracias al contexto.
En el mercado nos encontramos también con “vacíos” que tendemos a rellenar
Por un lado podemos hablar de aquellas compañías cuya visibilidad sigue siendo limitada en lo referente a sus beneficios para los próximos años. En el caso de una aerolínea resulta complicado estimar en qué cuantía y periodo de tiempo se va a recuperar el tráfico aéreo, de ahí que se utilicen distintos escenarios para hacer una valoración.
Por otro lado, tenemos las empresas con un entorno más “normalizado” que o no se han visto afectadas o incluso se han visto favorecidas y cuyas cuentas de resultados son más fáciles de parametrizar. Sin embargo, en algunas de ellas son los precios los que nos crean ese “vacío” ya que no olvidemos que existe una gran diferencia entre VALOR y PRECIO. El primero viene definido por lo beneficios que obtienes y el segundo es la cuantía que pagas por los mismos. O lo que es lo mismo, uno viene definido por los ingresos (alquileres en el caso de un inmueble o cupones en un bono) y el otro por el mercado de oferta y demanda.
Existen múltiples activos en el mercado, algunos de ellos incluso carecen de valor alguno y han visto cómo el precio de los mismos se disparaba sin más razón que la de unas perspectivas futuras de mayores subidas. A pesar de esa supuesta capacidad cerebral, el mío en algún caso no ha conseguido resolver esas dudas y ha decidido centrarse en aquellas en las que no hay una gran distancia entre valor y precio.