España no solo ha recuperado su fortaleza turística tras la pandemia, sino que ha transformado su modelo hacia uno más resistente, diversificado y competitivo, según se extrae del último informe presentado recientemente por el gobernador del Banco de España. Para los asesores financieros, este nuevo ciclo turístico no es un espejismo estival, sino una palanca estructural de crecimiento que merece ser leída en clave de inversión.
El turismo se erige como uno de los motores principales de este dinamismo, según el informe presentado recientemente por el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá. España logra así consolidar un crecimiento económico robusto que contrasta con la atonía de sus vecinos europeos. Compartimos un breve resumen del documento presentado por Escrivá, que analiza el papel del turismo en el dinamismo reciente de la economía española.
Una economía en movimiento
Frente a un panorama global incierto —con conflictos como la invasión de Ucrania y la escalada entre Israel e Irán marcando el pulso geopolítico—, la economía española ha crecido a un ritmo del 4,0% anual entre 2022 y 2024. Esa cifra más que duplica el crecimiento de la eurozona (1,6%) y contrasta con el estancamiento de Alemania (0,3%). Y lo más relevante para los asesores financieros e inversores: este avance no se ha cimentado en desequilibrios macroeconómicos como en otras etapas de expansión. Según leemos: “A diferencia de otros periodos, esta brecha en el crecimiento se ha producido sin detectarse una acumulación de desequilibrios macroeconómicos“.
Sector turístico: mucho más que una industria estacional
El sector turístico, tradicionalmente clave, ha demostrado una resiliencia y transformación sorprendentes tras la pandemia. En 2024, España recibió casi 94 millones de turistas internacionales, superando en 10 millones el récord pre-COVID de 2019. Este crecimiento del 12,3% se sitúa por encima de la media mediterránea (8,6%) y global (-0,1%), consolidando a España como el epicentro turístico del sur de Europa.
Además del volumen, destaca el cambio estructural del turismo español:
- Más diversificado en el tiempo: el crecimiento de pernoctaciones fuera de los meses de verano revela un alargamiento de la temporada, lo que suaviza picos de demanda y mejora la eficiencia de la infraestructura turística.
- Más repartido en el espacio: regiones como Andalucía, Canarias o la Comunitat Valenciana ganan protagonismo frente a destinos tradicionales como Baleares y Cataluña.
- Más global en su origen: EE. UU. y mercados emergentes ganan peso frente al tradicional dominio británico y alemán.
Sector turístico: una oferta más sólida y mejor posicionada
La mejora de la calidad de la planta hotelera es otro vector de competitividad: más del 56% de las plazas disponibles están hoy en hoteles de 4 o 5 estrellas (frente al 36% en 2004). Esta transformación ha sido clave para atraer a un turista más exigente y de mayor gasto medio. La seguridad, la conectividad y los servicios públicos de calidad han reforzado el atractivo de España frente a competidores que enfrentan más volatilidad política o deficiencias estructurales (Egipto, Turquía, Túnez).

¿Qué debe tener en el radar el asesor financiero?
- Revalorización de activos turísticos: El crecimiento estable del sector y la diversificación geográfica abren oportunidades de inversión inmobiliaria en destinos secundarios emergentes.
- Fondos especializados en turismo y ocio: La robustez del sector sugiere margen para exposición selectiva a empresas hoteleras, de transporte y tecnología aplicada al turismo.
- Demanda de empleo y flujos migratorios: El 76% de los nuevos empleos desde 2019 ha sido ocupado por trabajadores extranjeros. Esto atenúa cuellos de botella, pero también presiona al mercado de la vivienda, un vector clave para quienes gestionan carteras con exposición al sector residencial.
- Riesgos regulatorios y climáticos: El sector enfrenta retos ligados al cambio climático, la presión sobre infraestructuras y la tensión en el mercado inmobiliario. Elementos que, aunque aún gestionables, exigen atención en estrategias de largo plazo.
España, beneficiaria del “dividendo geopolítico”
España ha cosechado lo que el informe llama un “dividendo geopolítico”: mayor atractivo por estabilidad institucional, baja percepción de riesgo y un clima de negocios propicio en un momento en el que la percepción de riesgo se ha disparado en destinos turísticos de Europa central o del norte de África. “Nuestra mayor seguridad relativa hace más atractivo nuestro sector turístico“, leemos en el informe. Esta tendencia podría acentuarse si persisten los conflictos internacionales y el turismo global sigue buscando destinos “seguros” dentro del continente europeo.