Según ha informado Europa Press, Banco Santander, junto con otros nueve grandes bancos internacionales, está analizando la creación de una stablecoin respaldada por divisas tradicionales como el euro o el dólar. El objetivo es ofrecer una nueva forma de pagos internacionales más rápida, segura y regulada.
Una stablecoin (en español, moneda estable) es un tipo de criptomoneda diseñada para mantener un valor fijo o muy estable frente a una moneda tradicional, como el dólar, el euro o el yen. A diferencia de otras criptomonedas como Bitcoin o Ethereum, cuyo precio puede subir o bajar mucho en poco tiempo, una stablecoin busca evitar o contrarestar esa volatilidad.
Qué se sabe hasta ahora
El proyecto reúne a diez de las mayores entidades financieras del mundo: Santander, Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Citi, Deutsche Bank, Goldman Sachs, MUFG, TD Bank y UBS. Estas entidades, según informa Europa Press, están evaluando la posibilidad de desarrollar una moneda digital común que facilite transacciones globales, manteniendo la estabilidad de las monedas fiduciarias que la respalden.
Aunque la iniciativa se encuentra todavía en una fase exploratoria, las fuentes señalan que la moneda estaría respaldada en una proporción 1:1 por divisas del G7 y se emitiría sobre tecnología blockchain pública, lo que permitiría operaciones más rápidas y verificables. El grupo mantiene contactos con reguladores y supervisores internacionales para asegurar que el proyecto cumpla con los estándares de seguridad, transparencia y protección al consumidor.
Con esta idea, los bancos tradicionales buscan modernizar los pagos internacionales y aprovechar las ventajas del ecosistema digital, en un contexto donde las stablecoins privadas —como USDT o USDC— ya dominan buena parte del mercado. A diferencia de esas iniciativas, esta moneda estaría impulsada y gestionada por bancos bajo supervisión regulatoria, lo que supondría un marco más sólido y seguro para los usuarios.
Stablecoin: el papel de la regulación MiCA
En el caso europeo, este tipo de proyectos deberán alinearse con el nuevo reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets Regulation), impulsado por la Unión Europea. Esta normativa establece un marco común para los emisores de criptoactivos y stablecoins, exigiendo requisitos como la plena cobertura de las reservas, auditorías independientes, transparencia informativa y derecho de conversión inmediata a dinero fiduciario. MiCA busca garantizar la estabilidad financiera y la protección del consumidor, reforzando la confianza en el uso de activos digitales dentro del sistema financiero regulado.
Stablecoin: retos y perspectivas
Entre los desafíos más destacados figuran la coordinación regulatoria entre países, la gestión de reservas y la aceptación por parte del mercado. Además, los bancos centrales, como el BCE, observan con atención este tipo de proyectos por su posible impacto en los depósitos tradicionales.
Pese a ello, el consenso en el sector es claro: el futuro del dinero será digital, y los bancos no quieren quedarse atrás. Este proyecto, si prospera, podría convertirse en una pieza clave del nuevo sistema financiero global, combinando la seguridad del dinero tradicional con la eficiencia de la tecnología blockchain.