Cuando hace 25 años EFPA España comenzaba su andadura, pocos imaginaban la transformación que supondría en la forma de entender la formación en el ámbito del asesoramiento financiero. Luis Sánchez Navarrete, entonces director de Formación y Recursos Humanos del Grupo BBVA y uno de los primeros firmantes del convenio corporativo de EFPA junto a Antonio Peñalver (su homónimo en Grupo Santander), recuerda aquellos primeros pasos con entusiasmo y orgullo.
Apoyar el proyecto de certificaciones desde sus inicios, explica, le aportó tanto en lo personal como en lo profesional. “Significó un cambio importante a la hora de valorar la transferencia de la formación al puesto de trabajo”, afirma. Para él, el gran avance fue introducir un elemento nuevo en el panorama formativo: certificar que el alumno realmente “había adquirido los conocimientos para los que se había invertido tiempo, esfuerzo y dinero“. Además, añade, “se homologaban contenidos para todos los empleados”, lo que permitía garantizar un nivel de conocimiento común en todo el sector financiero.
Formación vinculada al negocio
Sánchez Navarrete considera que aquel impulso supuso “un salto cualitativo y cuantitativo”, ya que por primera vez “la actividad formativa quedaba vinculada al negocio“. La certificación daba sentido a la inversión formativa: no se trataba solo de aprender, sino de demostrar que ese aprendizaje tenía impacto real en la actividad profesional.
Al evocar aquellos primeros certificados y formaciones, el exdirectivo guarda un excelente recuerdo. Subraya que EFPA consiguió alinear los conocimientos en todo el sector financiero, lo que no solo aumentó la profesionalidad de los empleados, sino que también garantizó una mejor atención al cliente y “un mayor conocimiento de la regulación“.
No obstante, reconoce que los inicios no estuvieron exentos de cierto recelo. “Al principio suscitó un poco de prevención. No estábamos acostumbrados a un ‘examen’ y había miedo a no superar las pruebas”, admite. Sin embargo, esa percepción cambió muy rapidamente: obtener la certificación se convirtió en un motivo de orgullo. “Era un honor tener el ‘totem’ en el puesto de trabajo”, recuerda con una sonrisa.
EFPA, una referencia global
Para Sánchez Navarrete, si hubiera que definir con un solo valor el espíritu de EFPA España, sería el de la garantía de conocimiento útil y alineado con las necesidades del negocio. “El certificado aseguraba que el empleado contaba con una formación muy en línea con la demanda del sector”, resume.
Mirando al futuro, el experto anima a la asociación a seguir evolucionando, como lo ha hecho hasta ahora, destacando, por ejemplo, el poder “establecer esquemas de revalorización periódica de las certificaciones obtenidas”. También abrir el abanico formativo hacia nuevas materias que permitan ampliar conocimientos en otras áreas de la actividad bancaria y financiera.
Y cuando se le pregunta cómo imagina a EFPA dentro de otros veinticinco años, no duda: “Me gustaría verla como un referente global, reconocida en todo el mundo como el mejor modo de adquirir el conocimiento necesario para desempeñar distintas funciones en el sector bancario y financiero”.
Luis Sanchez Navarrete estará presente en el bloque del Reconocimiento Institucional en el acto final del 25 aniversario de EFPA España el próximo 19 de noviembre en Drassanes, en el que se rendirá homenaje a los precursores y miembros decanos de EFPA España, así como a los profesionales que han mantenido su certificación EFPA por más de 20 años, destacando su trayectoria y compromiso con la excelencia profesional.