Jeremy Richardson, gestor sénior de renta variable global, nos explica que no todas las noticias tienen por qué afectar a los mercados y advierte a los inversores sobre la posibilidad de que el nerviosismo que provoca la actualidad del día a día les impida participar en una dinámica mucho más potente de creación de riqueza.
Desde que se imprimió el primer periódico, no ha habido ningún día sin noticias. Siempre las hay. Pero, si echamos la vista atrás, han sido pocos los episodios que han influido de manera duradera en la inversión. La mayoría estaríamos de acuerdo en que entre los que sí lo hicieron podríamos incluir la burbuja de las puntocom, la crisis financiera mundial y la recuperación tras la pandemia. Todos ellos cambiaron el funcionamiento de los mercados de capital.
La burbuja de las puntocom impulsó las cotizaciones gracias al optimismo de los inversores y a la aparición de nuevos métodos de análisis empresarial que priorizaban la captación de clientes frente a la generación de efectivo. Muchas de las ideas quedaron justificadas con el tiempo, pero el capital se destruyó de manera permanente cuando demostró ser insostenible.
La crisis financiera mundial obligó a los inversores a enfrentarse a la incómoda posibilidad de un colapso del sistema financiero. Desde el siglo XIX no se veía a gente haciendo cola en tiendas de compraventa de oro ni retiradas masivas de depósitos bancarios. La recuperación del capital pasó a ser más importante que la rentabilidad del capital, y solo se consiguió evitar una recesión de la economía mundial gracias a la aplicación de medidas políticas de emergencia.
La Gran Moderación
Dichas medidas dieron lugar al periodo conocido como «Gran Moderación», caracterizado por una tensión financiera excepcionalmente baja. Los tipos de interés se situaron en niveles muy reducidos, con el fin de anestesiar al «paciente» económico y dirigir el capital hacia inversiones de mayor riesgo. Sin embargo, los tipos de interés bajos frenaron el proceso natural de renovación económica y provocaron la acumulación de sectores improductivos en la economía.
La política no había empezado aún a normalizarse cuando la pandemia mundial provocó el regreso de las medidas de emergencia para preservar la vida y los medios de subsistencia. Sin embargo, lo que realmente tensionó los mercados fue la salida de la pandemia, cuando la demanda comenzó a dispararse y la oferta tuvo dificultades para satisfacer dicho repunte de la demanda. El fuerte aumento de la inflación, similar al que se vivió durante la década de 1970, tomó por sorpresa a los mercados de capital y obligó a los inversores a tener que adaptarse rápidamente.
¿Dónde estamos hoy? En términos generales, la inflación ha ido disminuyendo y se ha ido acercando a los objetivos fijados por los bancos centrales. Hemos vuelto a un contexto de tipos de interés reales positivos. Estamos más cerca del equilibrio teórico de lo que hemos estado en ningún otro periodo anterior a la burbuja de las puntocom, algo que debería alegrar a los inversores. Entonces, ¿por qué no es así?
Ver el árbol o ver el bosque
A juzgar por las noticias, sigue habiendo mucha preocupación y nerviosismo por el futuro. Es normal. Siempre hay una sucesión de noticias que atraen y distraen nuestra atención. A lo largo de los últimos veinte años se han escrito numerosos artículos sobre los precios de la energía, la política arancelaria, los conflictos regionales, las elecciones y los presupuestos públicos. A todas estas cuestiones se les dio mucha importancia y, de hecho, solo porque no hayan acabado afectando de manera significativa a los mercados mundiales no significa que no pudieran haberlo hecho en otras circunstancias.
No cabe duda de que los inversores no pueden vivir de espaldas a todo lo que les rodea. Una noticia concreta tiene el potencial de crecer o de ser vista como parte de un contexto más amplio. Las noticias más recientes de la prensa financiera nos hablan sobre cuestiones relacionadas con la deuda pública, el aumento de los rendimientos de los bonos y la división política, todas ellas con potencial para provocar una incómoda volatilidad.

Sin embargo, sería un error que los inversores se obsesionaran tanto por lo que podría llegar a ocurrir que se quedaran paralizados por el miedo y perdieran la que probablemente sea una de las mejores oportunidades de creación de valor que existe: la inversión en grandes empresas.
Invertir en grandes empresas
Dichas empresas combinan la mano de obra, el capital y la innovación para aportar valor real, y no solo para sus propietarios, sino también para sus empleados, sus proveedores y sus comunidades. Esta creación de valor es una dinámica de gran alcance que impulsa la mejora y el progreso económicos.
A pesar de todo lo que leemos en los periódicos, en los últimos veinte años hemos asistido a una importante tendencia de innovación en el ámbito empresarial que nos ha permitido registrar impresionantes avances en el tratamiento contra el cáncer o acceder a servicios conectados de computación en la nube que han democratizado el conocimiento y mejorado la movilidad con servicios de bicicletas, coches y taxis eléctricos. Ya no tenemos que hacer cola para comprar entradas, ni cobrar cheques, ni utilizar parquímetros de manera manual, ni revelar carretes de fotos. Ya no tenemos que lidiar con la carátula de un CD para volver a colocar el papel con la letra de las canciones, y podemos comunicarnos con nuestra familia y amigos en cualquier momento y desde cualquier lugar.
Pero el progreso no acabará aquí. Las empresas siguen trabajando en los productos y servicios del futuro: herramientas de asistente personal con inteligencia artificial, pastillas adelgazantes, energía limpia más barata, pagos digitales eficientes y alimentos más saludables. Estas son solo algunas de las oportunidades con potencial para crear valor para los clientes, las comunidades y, si saben elegir, los inversores. Pero solo si consiguen cerrar el periódico para poder tener una perspectiva más amplia y atreverse a dar el primer paso.
RBC BlueBay: Perspectivas de Inversión
RBC BlueBay organiza su ciclo de conferencias Perspectivas de Inversión, en el que se analizará la evolución actual de los mercados financieros y sus implicaciones para los inversores. El encuentro tendrá lugar en Madrid el miércoles 22 de octubre en el Club Financiero Génova, con un enfoque en renta fija y variable; en Barcelona el miércoles 29 de octubre en el Hotel Condes de Barcelona, centrado en renta fija; y en Lisboa el jueves 30 de octubre en el Hotel Lisboa Plaza, con la sesión internacional Fixed Income Perspectives 2025
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