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Invertir en el arte contemporáneo sí, pero con criterio

Arte

Ponemos el foco en el arte contemporáneo, “un producto financiero desconocido que ofrece unas tasas de retorno elevadas en contraste con el contexto de retornos actual”. Es el mensaje que lanzan Carlos Suárez, CEO de Saisho y Guillermo Balmaseda, Co-Head de Saisho Partners, expertos invitados por EFPA España con motivo del webinar dedicado a la inversión en arte.

Para dar los primeros pasos en la inversión en arte contemporáneo es imprescindible contar con criterio profesional y experto para la toma de decisiones. ¿Cómo conseguir hacer propio este criterio profesional? Identificando la calidad artística en el artista, su potencial de revalorización y haciendo un análisis de control de riesgos en la inversión que supone dicho artista. Lo vemos de forma detallada.

Quién domina el mercado

El mercado de arte global lo forman actualmente más de 300.000 dealers de arte en general, lo que lo hace un mercado muy atomizado pero maduro, con un crecimiento moderado y estable en el tiempo, concentrándose la mayor cuota de mercado en USA, UK y China (80%), con Francia ganando cuota en estos últimos cinco años. Ha estado caracterizado por la poca o nula transparencia de información y rigor en cuanto a criterios de valoración, de ahí que siempre se haya dudado de la veracidad tanto del precio como de valoración de uno u otro artista, sin terminar de estar del todo claras las vías de liquidez de nuestra inversión el día de mañana.

Inversión en arte, primeros pasos

Para comenzar a invertir en arte, Carlos Suárez y Guillermo Balmaseda aconsejan contar con profesionales con experiencia, criterio y conocimiento. ¿Su tarea? Arrojar luz, transparencia, información y resultados aplicados a la inversión en arte. Para identificar esa calidad artística hay que basarse en unos parámetros, llamados fundamentales artísticos, que son los mismos en los que se fija un intelectual y crítico de arte para evaluar esa calidad. Suárez cuenta que “ese ojímetro se consigue con el tiempo, pero primero ha de establecerse una estructura de valoración artística correcta para tener los principales conceptos claros. Con esto, podemos discernir el grano de la paja, dándonos tranquilidad a la hora de tomar una decisión”.

El segundo aspecto para conseguir ese criterio propio es poder identificar el potencial de revalorización de los artistas. Carlos Suárez y Guillermo Balmaseda explican que “la clave de que un artista pueda tener ese potencial de revalorización reside en saber la probabilidad que tiene un artista de poder ir rotando hacia mejores tipos de coleccionistas, de cada vez mejor nivel y conocimientos. Para ello, se necesitan indudablemente datos e información“.

Otro de los indicadores clave que nos comentan los expertos de Saisho, es el de poder identificar el trabajo de un artista simplemente viendo su obra, denotando que ese artista ha conseguido una marca o sello artístico considerable entre los coleccionistas. “Esto nos permitirá tener mayores probabilidades de que pueda ir rotando de ese tipo de comprador, dado que todos los grandes artistas lo han tenido y es condición indispensable para poder consagrarse dentro del mercado”, añaden.

El tercer aspecto crucial para conseguir ese criterio es el de analizar los distintos riesgos asociados al artista para poder valorar la potencial de inversión.

Cuatro riesgos a tener en el radar

El primero de ellos el riesgo de revalorización. Desde Saisho cuentan que “hay que estudiar la probabilidad que tiene dicho artista para poder rotar hacia mejores tipos de coleccionista con mayores conocimientos y poder económico. Este riesgo se soluciona mediante datos, trazabilidad de la información y un criterio valorativo por artista”. El segundo, el riesgo de liquidez, se refiere a la  probabilidad de poder liquidar la posición en función tanto de la demanda que tenga este artista, como a su oferta de obras tanto en primario como en secundario. Al igual que el anterior, solo podremos mitigar ese riesgo con datos y trazabilidad de la información.

En tercer lugar, cuenta Guillermo Balmaseda, “está el riesgo de canal de desinversión que, dependiendo de la elegida, afectará a la probabilidad de que se pueda ejecutar la venta en un corto periodo de plazo, su descuento esperable para hacerlo más atractivo a compradores y la posible quema de la potencial obra si nadie quisiera adquirirla. “En este sentido, -continúa- debemos mitigar el riesgo añadiendo mecanismos adicionales de liquidez a través de un mercado secundario integrado“.

Por último, el riesgo de artista, que “es aquel asociado al enfoque que tenga el propio artista en cuanto a su desarrollo de valor, su enfoque de marca y sus potenciales estrategias de comercialización en primario”. Para mitigar este aspecto, desde Saisho recomiendan la realización de acuerdos largoplacistas con los artistas que permitan una gestión activa tanto de su carrera como de su oferta, muy circunscrito a artistas con características de blue chip.

En definitiva, la inversión en arte contemporáneo es una realidad, ofrece tasas de retorno atractivas, pero la toma de decisiones debe de realizarse con criterio e información fiable.

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