La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) ha lanzado una consulta pública relativa a las directrices sobre los criterios para la evaluación de conocimientos y competencias exigibles al personal que presta servicios de asesoramiento o información sobre criptoactivos, conforme al artículo 81 del Reglamento (UE) 2023/1114 relativo a los mercados de criptoactivos (MiCA).
EFPA ha presentado una respuesta detallada en la que apoya la iniciativa regulatoria y propone un marco de cualificación profesional armonizado a nivel europeo.
Criptoactivos: necesidad de un marco de cualificación claro, homogéneo y exigible
EFPA parte de un principio fundamental: la protección del cliente minorista exige que los profesionales que informan o asesoran sobre productos financieros dispongan de conocimientos y competencias homogéneas y acreditables, con independencia del tipo de producto o servicio, ya se trate de instrumentos regulados por MiFID II, IDD o, en este caso, por MiCA.
Aunque MiCA no impone expresamente a ESMA la obligación de emitir estas directrices (a diferencia del mandato expreso del artículo 25.9 de MiFID II), EFPA considera que su publicación es necesaria. El auge del acceso minorista a criptoactivos, la naturaleza tecnológica de estos productos y la falta de estructuras tradicionales de asesoramiento justifican la necesidad de establecer requisitos mínimos de formación y competencia profesional en este ámbito.
EFPA señala que estos requisitos deben contemplar no solo conocimientos actualizados sobre productos y mercados cripto, sino también competencias técnicas esenciales relacionadas con tecnologías clave, como el registro distribuido (DLT), la inteligencia artificial, los sistemas de automatización de decisiones, la gobernanza descentralizada (DeFi), los tokens algorítmicos y los mecanismos de financiación alternativos. La formación técnica debe ser proporcional y adecuada, pero sin sustituir la finalidad principal de estos criterios: garantizar que los profesionales actúan en el mejor interés del cliente, conforme al artículo 66.1 de MiCA.
“EFPA parte de un principio fundamental: la protección del cliente minorista exige que los profesionales que informan o asesoran sobre productos financieros dispongan de conocimientos y competencias homogéneas y acreditables“
Certificación de competencias y separación entre formación y evaluación
EFPA subraya que la mera realización de un curso formativo no acredita, por sí sola, el cumplimiento de los requisitos de competencia exigidos por MiCA. Es imprescindible que exista una certificación externa, independiente de la entidad formadora, que verifique los conocimientos adquiridos. Esta separación entre formación y evaluación es un principio común en los marcos de cualificación de MiFID II, IDD y el Reglamento sobre Inteligencia Artificial.
La propuesta de EFPA consiste en establecer un sistema modular de cualificación, con un bloque común de contenidos técnicos compartido por todos los sectores financieros (MiFID II, MiCA, IDD, MCD, CCD), y módulos específicos por área regulatoria. Este modelo facilitaría el reconocimiento cruzado de cualificaciones, la reducción de duplicidades, el control por parte de los supervisores y una mayor movilidad profesional dentro del mercado interior.
Además, permitiría adaptar la formación al perfil del profesional: un asesor financiero con certificación MiFID II podría prestar servicios en el ámbito cripto tras completar únicamente los módulos adicionales específicos de MiCA. Igualmente, un profesional cualificado en tecnologías digitales conforme al Reglamento de IA podría adquirir competencias financieras mediante módulos complementarios. Esta propuesta busca armonizar los estándares con lo previsto en el Retail Investment Strategy (RIS) y reducir la fragmentación normativa.
criptoactivos, nuevos elementos técnica MiCA
Por otra parte, EFPA advierte que los asesores en criptoactivos no deben estar sujetos a requisitos de cualificación más exigentes que los establecidos para instrumentos financieros tradicionales bajo MiFID II, ya que ello vulneraría el principio de neutralidad tecnológica. MiCA introduce elementos técnicos nuevos, pero esto no justifica una exigencia desproporcionada de conocimientos especializados. Igual que un asesor en valores tradicionales no necesita conocimientos profundos sobre la infraestructura de anotaciones en cuenta, tampoco debe exigirse a los asesores cripto una especialización técnica avanzada en DLT. Lo relevante es que el profesional pueda identificar los riesgos, comprender el funcionamiento básico de la tecnología y actuar conforme al mejor interés del cliente.
EFPA advierte que los asesores en criptoactivos no deben estar sujetos a requisitos de cualificación más exigentes que los establecidos para instrumentos financieros tradicionales bajo MiFID II.
Además, se pone de relieve que la creciente digitalización del asesoramiento ha difuminado la línea entre información y asesoramiento. Interfaces algorítmicas, rankings automatizados o sistemas de perfilado afectan a la toma de decisiones del inversor, aunque no impliquen una recomendación formal. Por ello, EFPA considera adecuado que los requisitos de cualificación se extiendan también al personal técnico que diseña, supervisa o configura esos sistemas, incluso si no interactúa directamente con los clientes. Este enfoque encuentra respaldo en el Reglamento de Inteligencia Artificial (AI Act), que obliga a garantizar la competencia técnica y ética de quienes intervienen en el despliegue de sistemas de IA de alto riesgo, como aquellos aplicados a servicios financieros con evaluación de la solvencia.
Armonizar los estándares de cualificación
Las directrices propuestas por ESMA no deben entenderse como un instrumento aislado, sino como el primer paso hacia la creación de un régimen europeo de licencia profesional para asesores financieros. Este régimen permitiría armonizar los estándares de cualificación en todos los sectores financieros, mejorar el control supervisor, reducir la fragmentación normativa entre Estados miembros y elevar el prestigio y profesionalidad del sector.
En definitiva, EFPA considera que estas directrices deben convertirse en la base de una reforma estructural del sistema de cualificación profesional en Europa, coordinada entre ESMA, EIOPA, EBA, las autoridades nacionales competentes y la Oficina Europea de Inteligencia Artificial. Esta convergencia regulatoria favorecerá un ecosistema financiero más competitivo, transparente, y preparado.