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La tecnología en el ojo del huracán

La tecnología está protagonizando este arranque de año bursátil, aunque ya venía sufriendo un descenso en el último trimestre de 2021. El sector que más ha condicionado los mercados bursátiles durante la última década está sufriendo una fuerte volatilidad y muchos inversores buscan respuestas.

Estamos asistiendo a una importante corrección en las valoraciones de multitud de activos de moda, como es el caso de Tesla, Robinhood, Gamestop, Peloton, Zoom Roku o muchas otras. Es muy interesante entender lo que está pasando dentro de índices como el NASDAQ. Si bien la evolución del índice no ha sufrido mucho (con caídas del 11% en lo que llevamos de año y una apreciación del 21.4% en 2021), la sangría dentro del mismo es muy llamativa. Desde máximos, la mitad de las compañías que forman parte del NASDAQ ha caído más de un 50%. Las compañías más penalizadas sin duda han sido aquellas con unas valoraciones más exageradas, compañías deep growth.

Creemos que hay que poner en contexto estas caídas, para coger cierta perspectiva de lo que está sucediendo. El índice Russell 3000 Growth, por citar un ejemplo, tenía a finales de 2020 más del 60% de las compañías que lo componen perdiendo dinero, pese a que el índice seguía apreciándose. Resulta irónico ganar dinero con compañías que no ganan dinero. Es la cifra más alta que ha tenido el índice de empresas con pérdidas. Esto ilustra muy bien el mercado eufórico que hemos vivido y que está corrigiéndose al tiempo que lo hacen las empresas tecnológicas.

Al margen de consideraciones sobre las criptomonedas, el boom de las llamadas memecoins, cuyo máximo exponente ha sido Dogecoin, son un fenómeno con claros elementos de especulación.

Moneda digital Dogecoin.

Desde que Elon Musk, su principal impulsor, saliera en el famoso programa de televisión Saturday Night Live en la televisión americana, el precio acumula una caída del 75% desde máximos. Los principales ratios de valoración, como el PER, P/Ventas, EV/EBITDA y similares del S&P 500, se encontraban a finales de 2020 en el percentil histórico de 100%. Nunca antes la bolsa americana había cotizado a esos múltiplos. Nos parece sano que estos excesos de valoración se vayan purgando.

Siempre hemos sido favorables a invertir en tecnología, pero como inversores value nunca a cualquier precio

Vemos a la tecnología más como una temática transversal que como un sector en sí mismo.  Está presente en todas las compañías y en sus beneficios también. En las puramente tecnológicas encontramos elevados márgenes, potencial de crecimiento, sólidas ventajas competitivas, especialmente aquellas que son líderes, en sus segmentos. Y esto se ve potenciado gracias a las dos principales ventajas competitivas (según el framework de Pat Dorsey) más potentes de una empresa tech: el network effect y los switching costs.

La realidad es que a medida que pasa el tiempo, muchas compañías en negocios tradicionales ven su conversión a empresas de software.

El ejemplo más destacado es Netflix, que empezó como un video club online con reparto de DVD’s por correo y que gracias al desarrollo de la tecnología y pivotar su negocio hacia el streaming de contenido, es la empresa que es hoy en día. Son innumerables las oportunidades que la implantación tecnología aporta a las compañías actualmente. La digitalización, el Internet of Things y otras tendencias, contribuirán a generar este cambio.

El mercado actual, a pesar de la fuerte volatilidad, presenta oportunidades y riesgos que conviene tener en cuenta.

En cuanto a oportunidades, Asia es una región que ofrece características atractivas. Por un lado, nos encontramos ante el mercado bursátil más grande y que más crece del mundo. Al ritmo actual de las salidas a Bolsa que se están produciendo en Japón, en 8 años habrá más cotizadas en el país nipón que en Estados Unidos.

Otro aspecto positivo es la escasa cobertura de análisis de la región. En algunos mercados como Taiwán, Corea del Sur, Japón o Tailandia, apenas un 20% de las compañías tienen algún tipo de cobertura, lo que contrasta con mercados como el europeo o el americano, en donde prácticamente el 100% de las compañías que forman parte de los grandes índices la tienen.

Con respecto a los riesgos de invertir en la región, quizás China aúne algunos de los elementos que como inversores vemos con cierto recelo. Se trata fundamentalmente de la falta de seguridad jurídica, así como de la opacidad en la información. Todo esto supone un reto, pero en absoluto conlleva a no invertir en dicho país.

Por último…

Europa es otra zona con una clara oportunidad, especialmente en el segmento de las pequeñas y medianas capitalizaciones. Son ideas de inversión alejadas de los focos de la mayoría de los inversores en regiones poco exploradas y en capitalizaciones inferiores de las que solemos asociar con la tecnología y con la oportunidad que supone invertir en compañías tradicionales, pero susceptibles de mejoras gracias a implementaciones tecnológicas. Como suele ser habitual, las mejores oportunidades van acompañadas de buenas valoraciones y pocos ojos observándolas.


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