La COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de la sostenibilidad y su trascendencia. Cada vez más inversores quieren lograr un impacto positivo con su capital, invirtiendo en empresas que cumplan ciertos estándares medioambientales y sociales y que, además, estén bien gestionadas mediante criterios ESG. La llegada de la pandemia ha hecho que todos nos planteemos soluciones para avanzar hacia una economía descarbonizada.
La inversión sostenible ha acelerado su ritmo y ha incrementado su nivel de éxito durante los últimos años. La sociedad tiene identificado el cambio climático como un grave problema para las futuras generaciones y, por tanto, los inversores también muestran esa preocupación.
Actualmente y, teniendo en cuenta el volátil entorno en el que nos encontramos, la regulación y las leyes están actuando en consecuencia para promover una mayor sostenibilidad medioambiental.
El enfoque clásico establecía que los inversores debían utilizar tres objetivos principales para definir su estrategia de inversión:
- La rentabilidad
- La liquidez
- El riesgo
Estos objetivos estaban interrelacionados y tenían un impacto sobre los otros, por lo que a veces se los ha denominado “el triángulo de la inversión”
Así, priorizar uno de los objetivos iba a expensas de los otros dos. No obstante, en el siglo XXI, muchos de los inversores quieren que su dinero se utilice para algo útil o, al menos, quieren asegurarse de que no se invierte en empresas poco éticas, como la fabricación de armas. Esto ha hecho que la sostenibilidad se convierta en la cuarta dimensión de la inversión.
Aparentemente puede parecer complicado encontrar el equilibrio entre rentabilidad y riesgo, pero si nos centramos en los últimos meses podemos afirmar que los inversores están prestando aún más atención a las cuestiones ESG y a las relacionadas con el cambio climático.
Las compañías ofrecen soluciones contra el cambio climático y tratan de encontrar una oportunidad de rentabilidad para los inversores, disminuyendo el nivel de riesgo.
Por su parte, los políticos están creando el marco adecuado para impulsar la inversión mundial en la protección del clima con pactos como el Acuerdo de París
A su vez, entre otros indicadores, los sistemas de electricidad y calefacción tendrán que transformarse de combustibles fósiles a energías renovables.
También deberíamos dotar nuestras infraestructuras con:
- Redes eléctricas inteligentes
- Centrales geotérmicas
- Eólicas y solares modernas
- Tecnología del hidrógeno para almacenar el exceso de electricidad
Por otro lado, los ahorradores millennials son el principal grupo objetivo que más interés muestra sobre las inversiones sostenibles.
No obstante, la combinación entre el factor riesgo/rentabilidad que ofrece la inversión en renta variable junto a criterios de inversión sostenibles es cada vez más atractiva para las generaciones mayores.
En definitiva, nos encontramos en el momento más adecuado para que los inversores fijen su atención en aquellos fondos que de una forma directa o indirecta puedan apoyar a la contención del calentamiento global, ya sea porque ayude a mitigar el efecto invernadero, o porque nos ayude a adaptarnos al mismo.
No debemos olvidar que los fenómenos meteorológicos extremos pueden inducir en pérdidas financieras elevadas para todos los sectores de la economía mundial y está en manos de todos promover una mayor sostenibilidad.
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Todas las opiniones y afirmaciones contenidas en el presente documento se basan en datos de fecha de octubre de 2020 y podrían no llegar a materializarse. Esta información podrá verse modificada en cualquier momento dependiendo de consideraciones económicas, de mercado y de otro tipo, y no debería tomarse como una recomendación. Las rentabilidades pasadas no son indicativos de resultados futuros. Las previsiones están basadas en hipótesis, estimaciones, opiniones y modelos hipotéticos que podrían estar equivocadas. DWS International GmbH. CRC: 079277 / Octubre 2020.
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