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Tiempos convulsos para el ahorro conservador

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Primero de todo hay que tener en cuenta el punto de partida en el que nos encontramos: El cliente conservador debe asumir lo que implica que los tipos de interés estén en negativo en gran parte de la deuda soberana y que los diferenciales de crédito se encuentren en niveles mínimos históricos.

Esta situación ha tenido como resultado que se hayan adelantado una serie de retornos que el inversor esperaba recibir a lo largo del tiempo.

En términos numéricos, es tan sencillo como echar la vista atrás y ver cómo la categoría de renta fija ha sido de las mejores hasta el año 2014.

Para ver cómo se han adelantado esos rendimientos, pensemos en un bono español emitido en el año 2013 con un vencimiento a 10 años y una rentabilidad a ese periodo del 5%.

Si los rendimientos fueran lineales, el cliente habría obtenido esa rentabilidad anualmente y a vencimiento recuperado el capital. Pero, como hemos dicho antes, las políticas monetarias han llevado a que se hayan adelantado estos retornos. De tal manera que este cliente ha recibido su cupón del 5% durante estos 5 años y si recuperara su dinero a la cotización actual lo haría con el capital inicial aportado más esos cupones que le quedan por cobrar. O lo que es lo mismo, recibiría aproximadamente ese 25% restante a fecha de hoy. Cinco años antes de lo esperado.

De ahí que la rentabilidad que le queda por generar a este bono los próximos 5 años sea prácticamente del 0%.

Por qué no se puede ser conservador en este momento

Esto es complicado de asumir para el ser humano: Por mucho que las últimas cosechas hayan sido muy buenas los pasados años y tengamos ya el grano cobrado en nuestros bolsillos, tendemos a esperar que el siguiente año vuelva a ser al menos igual.

En términos agrícolas sabemos que esto no es posible. Si se quieren obtener rentabilidades adecuadas, o bien se deja la tierra en barbecho (incluso con el coste que ello supone) o bien se cambia de cultivo (con el riesgo que ello puede suponer en algún caso).

Espero que la metáfora sirva para aclarar que la situación actual es muy compleja para el inversor conservador. La tendencia natural es hacia una subida de tipos y a una caída en el precio de los activos de renta fija.

Esta subida de tipos de interés podrá ser más o menos pausada en el tiempo. En mayor o menor cuantía se producirá, sí o sí.

Por el camino, tendremos eventos puntuales de volatilidad. Como el vivido recientemente en Italia, como caso más cercano, o como podría ser, en el futuro, en los diferenciales que pagan las empresas por su deuda… que también se encuentran en niveles mínimos.

Es momento de asumir riesgos

Con todo este panorama, el inversor conservador que no quiera asumir ningún tipo de riesgo lo tiene complicado. Porque, ahora mismo, un depósito en el Banco Central Europeo, si tiene un coste, es del 0.4%.

Así que un activo libre de riesgo, o lo que es lo mismo, que nos guarden el dinero a salvo, no sólo no nos paga, si no que nos debería costar una cantidad parecida.

Todas las demás alternativas que podamos imaginar van a tener un mayor o menor riesgo. Existen fondos de retorno absoluto que realizan estrategias alternativas y pretenden descorrelacionarse con los activos más tradicionales. Por ejemplo, la renta fija y la renta privada.

Ante la volatilidad, no hay que quedarse quieto

Normalmente, en períodos de volatilidad elevada (o lo que es lo mismo, de tensión en los mercados) las correlaciones entre activos suelen aumentar y pierden el potencial que tenían a priori. Es complicado encontrar fondos de estas características que hayan tenido un histórico de rentabilidades aceptables en distintos escenarios de volatilidad.

Desde nuestro punto de vista, además, son complicados de entender. No serían nuestra primera recomendación para un cliente conservador.

Otra de las opciones que más suena ahora mismo en mercado es la renta fija americana. Es donde los tipos están más altos.

Consideraciones a la hora de invertir en renta fija americana

La renta variable, mejor opción frente al ahorro conservador

La opción por la que más seguimos apostando ahora mismo sigue siendo la renta variable.

Siempre y cuando el cliente asuma la volatilidad de la misma y que el horizonte de inversión recomendado es mínimo 5 años. Seguimos viendo cómo las publicaciones de resultados de las empresas marcan crecimientos como:

Nuestra filosofía se basa en:

  1. Crecimiento de la población para las próximas décadas.
  2. Expansión de las clases medias
  3. Incremento de la esperanza de vida. Que ha aumentado en más de 10 años en los últimos 25 años

Estas serían nuestras tendencias estructurales de crecimiento para los próximos años.

Como hemos dicho, para el caso de la renta fija, ojalá las rentabilidades fueran lineales. Pero no es así.

Por el camino tendremos periodos de volatilidad, pero en el largo plazo la tendencia debería ser alcista. Por lo menos en la cotización de estos sectores: consumo, sanidad y tecnología.

Conclusiones

Por lo tanto, nuestra recomendación sería:

Combinar renta fija a corto plazo con renta variable

Eso, con unos porcentajes que diferirán en función del umbral de sueño del inversor. Y sabiendo que la pata de rentabilidad vendrá por el lado de la renta variable.

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Mª José Martínez, Certificación EFPA European Financial Advisor (EFA)
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