Las Drassanes Reials de Barcelona son mucho más que un conjunto arquitectónico gótico único en la ciudad. Son un puente entre épocas: el reino medieval de la Corona de Aragón, el auge militar, los vestigios romanos, la Barcelona moderna y su relación constante con el mar. También con el futuro, pues este edificio ha acogido esta semana el acto final del 25 aniversario de EFPA España.
Las Drassanes han sido el escenario del acto final de EFPA España, un evento que ha unido patrimonio, finanzas y cultura con un objetivo claro: reivindicar el rol esencial que tiene el asesor financiero. Lo que muchos asistentes quizá no conocen es la significación de este enclave, que vamos a desgranar en este artículo.
El conjunto, con su arquitectura gótica civil, sus torres y su secuencia casi infinita de arcos (que maravilló a todos los asistentes), fue durante siglos un centro neurálgico del poder naval de la Corona de Aragón. Por estas naves pasaron galeras, artilleros, carpinteros de ribera, vigías y soldados, como esta semana lo han hecho más de 600 profesionales del asesoramiento financiero, entre destacadas figuras del sector y voces de referencia. Pero, ¿qué más esconde este marco histórico para una celebración histórica?
1. Un astillero medieval con ambición mediterránea
Las Drassanes Reials se fundaron en el siglo XIII bajo el reinado de Pedro III de Aragón. Su propósito no era solo construir barcos, sino consolidar una flota capaz de proyectar el poder de la Corona en todo el Mediterráneo. La instalación contaba con murallas, torres y sistemas defensivos, combinando la funcionalidad de un astillero con la fuerza simbólica de un edificio militar. No eran simples talleres de carpintería naval.
2. Drassanes, vocación marítima y espíritu innovador
Originalmente concebidas como astilleros, las Drassanes simbolizan la vocación marítima de Barcelona y su apertura al comercio y al mundo exterior durante la Edad Media. Esa combinación de tradición y progreso explica por qué EFPA España ha escogido este edificio histórico para celebrar su 25.º aniversario el 19 de noviembre: un lugar donde historia y futuro se entrelazan.
3. Arquitectura gótica civil excepcional
El conjunto es uno de los ejemplos más sobresalientes de gótico civil en Europa. Sus naves, sostenidas por columnas macizas y arcos apuntados, crean un espacio amplio y diáfano, casi como una catedral laica dedicada al mar y al progres. La monumentalidad de la estructura transmite a la vez funcionalidad, equilibrio y solemnidad.
4. Construcción en varias fases
Aunque la idea inicial nació con Jaume I, fue Pere III quien consolidó y amplió el proyecto a finales del siglo XIV, con un edificio amurallado y torres en cada esquina. Durante el siglo XVII se añadieron nuevas naves y en el XVIII la nave central se adaptó para otros tipos de embarcaciones, reflejando un edificio vivo que evolucionaba con las necesidades del tiempo.
5. Centro estratégico y militar
Con la decadencia de las galeras, las Drassanes se reinventaron: funcionaron como cuartel, almacén de artillería y fundición de cañones. La adaptación a distintos usos militares consolidó su papel estratégico durante siglos, manteniendo su relevancia incluso cuando cambió el tipo de navegación dominante.
6. Legado arqueológico bajo tierra
Durante restauraciones recientes se halló una necrópolis romana, confirmando que el solar había sido ocupado mucho antes de la construcción medieval. Esto convierte a las Drassanes en un palimpsesto de historia, donde diferentes civilizaciones y funciones se superponen en el mismo espacio.
7. Galeras que cobran vida
Una de las misiones fundamentales del Museu Marítim de Barcelona, que se encuentra dentro de las Drassanes Reials, ha sido siempre conservar embarcaciones históricas. Hoy el museo protege 85 barcos, la mayoría de ellos retirados del mar o del río, que se mantienen en seco como testigos de su vida mercantil, pesquera o de ocio, reflejando la historia marítima de Cataluña.
Entre ellos, alberga la Galera Real de Juan de Austria, una réplica a tamaño natural de una galera del siglo XVI, construida en los años sesenta a partir de investigación histórica. Aunque nunca ha navegado y no es original, su tamaño, detalle y valor simbólico la convierten en una de las joyas del museo. Además, el museo mantiene una flota de 10 embarcaciones totalmente operativas, distribuidas por distintos espacios del Port Vell.
8. Drassanes, protección y restauración
Las Reales Atarazanas estuvieron a punto de ser derrumbadas durante las grandes reformas urbanísticas que tuvieron lugar en Barcelona en las primeras décadas del siglo XX, pero lograron salvarse y en 1935 pasaron a formar parte del patrimonio de la ciudad. El 20 de octubre de 1936 se aprueba la disposición que crea el Museo Marítimo de Cataluña. Declaradas Bien Cultural de Interés Nacional desde 1976, las Drassanes fueron restauradas de manera exhaustiva hasta 2013. Cubiertas, fachadas y espacios interiores recuperaron su valor histórico y arquitectónico, adaptándose al uso como museo moderno sin perder su esencia original.
9. Cambio del litoral
Originalmente frente al mar, el edificio hoy forma parte del tejido urbano de Barcelona, entre la Rambla y el Port Vell. El relleno del puerto y la expansión urbana desplazaron la línea de costa, pero el carácter marítimo de las Drassanes sigue siendo evidente, recordando el pulso comercial y militar que definió la ciudad.
10. Escenario de un momento único
El 19 de noviembre, las Drassanes acogieron el acto final de EFPA España, reuniendo a más de 600 profesionales del asesoramiento financiero. Fue una jornada para celebrar 25 años de historia, reflexionar sobre los retos del siglo XXI y trazar nuevas estrategias. Las Drassanes, con sus siglos de historia, se convierten así en un escenario vivo, casi hecho a medida para la ocasión, donde tradición y futuro se encuentran.

